miércoles, 22 de febrero de 2012

Me quedo sin aire.

Como otro día más, este llega a su fin. Junto al espejo, miro mi cuerpo desnudo con cierto desprecio y me pongo el pijama. Esta noche no es como otra cualquiera, hace frío, mucho frío.
Me meto en la cama y cierro los ojos. Extraño… Ahora cerrar los ojos no es sinónimo de descansar, y mis ojeras lo afirman, y mi mente, que vaga por algún lado de esta habitación lo corrobora. Tengo el corazón helado, las cuatro mantas que llevo encima no me dan la mitad de calor que tú conseguías darme con un solo abrazo. Los sentimientos me castañean, las ilusiones se me congelan, y parece que en mi cabeza ha habido una nevada y que tú no llevas cadenas, asique estás ahí, con los labios morados, a punto de la hipotermia intentando salir de aquí. Bah, un día fuiste el color de este día gris, un día fuiste el calor que hacía salir adelante a mi pobre corazón, un día fuiste…. Odio el puto invierno.