Está bien, no soy perfecta. Tengo mil defectos y otros mil más que aún me quedan por descubrir. Me muerdo las uñas cuando estoy nerviosa, grito cuando tengo que hacerlo y lloro al descubierto . La ‘pinza’ no la tengo muy sujeta, por cierto. Soy torpe. Odio los domingos y los lunes, y depende de cómo me pille, me da por odiar la lluvia también. Cuando tengo un mal día, sin darme cuenta la pago con quien no debo y eso suele traerme problemas con la gente que quiero. Soy sincera, demasiado me atrevería a decir, no soporto la hipocresía, la falsedad, la desigualdad ni a las personas que te miran por encima del hombro, que creen que se comen el mundo por ser ‘lo que son’, a la gente que se cree que lo sabe todo, que se mete en mi vida sin ni siquiera saber cuántos años tengo, que pretenden decirme qué es lo que puedo y no puedo hacer. Soy cabezota, mucho, asique si se me mete algo en la cabeza, ten por seguro que voy a ir a por ello. A veces no pienso lo que digo y otras cuantas no digo lo que pienso. Tengo muchísimas manías, no duermo sin un par de almohadas de más ni sin tener la puerta cerrada y mi perro al lado. No se me dan bien las matemáticas, el fútbol, la historia ni todo lo que se haga con pegamento y cuando siento que soy buena algo, siempre aparece alguien que lo haga mejor que yo. Pero, ¿sabes qué? Hay algo en lo que nadie puede superarme, hay algo que se me da mejor que cualquier otra cosa en el mundo; Soy experta en quererte.