lunes, 24 de octubre de 2011

I de impotencia.

                Abre los ojos. Mira el reloj que la despertará esa misma mañana. Las 05:17. Faltan horas para ponerse en marcha. Se incorpora en la cama, y se sienta en el filo. Mira hacia la ventana. La lluvia va acorde con sus sentimientos. Intenta dormir, pero no lo consigue asique se pone sus zapatos y sale a la calle, aun con el pijama que su madre le regaló las navidades pasadas. Siempre dijo que le gustaba caminar bajo la lluvia, porque asi nadie notaba que estaba llorando. El frío le cala los huesos, pero ni siquiera se da cuenta. La calle está vacía, solo hay en ella un manojo de sentimientos agrupados en un solo cuerpo. Todo le pesa, su impotencia y su soledad… Se sientan enfrente de ella, y mantienen la mirada. Se da por vencida y ella la aparta. No para de preguntarse cosas a las que no encuentra respuesta, por un momento deja de pensar en nada, solo en su imagen. Mira arriba. Bonitas estrellas. Que llena se ve la luna… “Es preciosa”, piensa. Sobra decir que es lo siguiente que añade.
Lo único que le reconforta de esta noche, es que será la misma luna que esté mirando él, a cientos de kilómetros… Él. Algún día, no muy lejano, podrán mirarla juntos, y esta vez sus lágrimas serán de felicidad. Solo que ella aún no lo sabe…
Solo que no lo sabe,aún.