Es de tontos, ¿No? Intentar sustituir lo insustituible, remplazar lo irremplazable, intentar lo imposible... Es de tontos pensar que otra podrá darte lo que yo te habría dado, creer que mis besos serían como los suyos, que las caricias de ella te llenarán la mitad que las mías, que te hará sentir igual con todas esas cosas de niño pequeño. Es de tontos pensar que entenderá todas tus manías, que llegará a conocer tan bien como yo todos tus secretos, incluso sin tocarte, que le encantará de esa manera el lunar que tienes encima del labio...
Tú no eres tonto, tú...
Eres imbécil.
jueves, 23 de febrero de 2012
-Me he dado cuenta de que huyes.
-¿Qué?
-Si, huyes de todo lo relacionado con el amor, lo sabes. Te da miedo sentir, te da miedo querer… ¿Cuánto tiempo vas a estar así, escondiéndote?
-¿Sabes qué? Estás equivocado. Yo no tengo miedo de sentir, no tengo miedo de querer, porque ya lo hice y te aseguro que fue lo mejor que me podía haber pasado nunca. Yo de lo que tengo miedo es de sufrir, es de levantarme por las mañanas y no tener un motivo por el que hacerlo, de venirme abajo día sí y día también, de necesitar algo que no pueda tener nunca, o peor, que haya tenido y en un determinado momento deje de hacerlo. Tengo miedo de tener que olvidar sus besos, sus caricias, sus palabras, de que me rompan el corazón en trocitos tan pequeños que ya no pueda volver a juntarlos de nuevo, porque si, ya me lo rempieron, y mírame, ahora estoy intentando repararme. Tienes razón, huyo del amor, no quiero saber nada de él, pero tu no te has caído y te has dejado las rodillas en el suelo (y con ellas, tus ganas, tus ilusiones, tu vida…), tú no te has quedado sin nada por haber sido demasiado altruista con alguien, no sabes lo que es ver en manos de otra lo que un día fue tuyo y tanto deseaste, ni olvidar cómo se sonríe. Tu no has tenido que aceptar que lo único que querías en la vida, se ha ido… Nos has tenido que sustituir lo insustituible, asique si, mientras pueda correr para que ese hijo de puta no me alcance, no lo dudes que lo haré.
-¿Qué?
-Si, huyes de todo lo relacionado con el amor, lo sabes. Te da miedo sentir, te da miedo querer… ¿Cuánto tiempo vas a estar así, escondiéndote?
-¿Sabes qué? Estás equivocado. Yo no tengo miedo de sentir, no tengo miedo de querer, porque ya lo hice y te aseguro que fue lo mejor que me podía haber pasado nunca. Yo de lo que tengo miedo es de sufrir, es de levantarme por las mañanas y no tener un motivo por el que hacerlo, de venirme abajo día sí y día también, de necesitar algo que no pueda tener nunca, o peor, que haya tenido y en un determinado momento deje de hacerlo. Tengo miedo de tener que olvidar sus besos, sus caricias, sus palabras, de que me rompan el corazón en trocitos tan pequeños que ya no pueda volver a juntarlos de nuevo, porque si, ya me lo rempieron, y mírame, ahora estoy intentando repararme. Tienes razón, huyo del amor, no quiero saber nada de él, pero tu no te has caído y te has dejado las rodillas en el suelo (y con ellas, tus ganas, tus ilusiones, tu vida…), tú no te has quedado sin nada por haber sido demasiado altruista con alguien, no sabes lo que es ver en manos de otra lo que un día fue tuyo y tanto deseaste, ni olvidar cómo se sonríe. Tu no has tenido que aceptar que lo único que querías en la vida, se ha ido… Nos has tenido que sustituir lo insustituible, asique si, mientras pueda correr para que ese hijo de puta no me alcance, no lo dudes que lo haré.
miércoles, 22 de febrero de 2012
Me quedo sin aire.
Como otro día más, este llega a su fin. Junto al espejo, miro mi cuerpo desnudo con cierto desprecio y me pongo el pijama. Esta noche no es como otra cualquiera, hace frío, mucho frío.
Me meto en la cama y cierro los ojos. Extraño… Ahora cerrar los ojos no es sinónimo de descansar, y mis ojeras lo afirman, y mi mente, que vaga por algún lado de esta habitación lo corrobora. Tengo el corazón helado, las cuatro mantas que llevo encima no me dan la mitad de calor que tú conseguías darme con un solo abrazo. Los sentimientos me castañean, las ilusiones se me congelan, y parece que en mi cabeza ha habido una nevada y que tú no llevas cadenas, asique estás ahí, con los labios morados, a punto de la hipotermia intentando salir de aquí. Bah, un día fuiste el color de este día gris, un día fuiste el calor que hacía salir adelante a mi pobre corazón, un día fuiste…. Odio el puto invierno.
Me meto en la cama y cierro los ojos. Extraño… Ahora cerrar los ojos no es sinónimo de descansar, y mis ojeras lo afirman, y mi mente, que vaga por algún lado de esta habitación lo corrobora. Tengo el corazón helado, las cuatro mantas que llevo encima no me dan la mitad de calor que tú conseguías darme con un solo abrazo. Los sentimientos me castañean, las ilusiones se me congelan, y parece que en mi cabeza ha habido una nevada y que tú no llevas cadenas, asique estás ahí, con los labios morados, a punto de la hipotermia intentando salir de aquí. Bah, un día fuiste el color de este día gris, un día fuiste el calor que hacía salir adelante a mi pobre corazón, un día fuiste…. Odio el puto invierno.
domingo, 12 de febrero de 2012
Cállate. Cállate. No quiero escucharte, no quiero oir como te despides ni ver cómo te alejas, prefiero taparme los oídos y cerrar bien los ojos, porque si no ven, yo no siento. O eso dicen. Que prefiero pensar cosas que a ti no te agradan, que prefiero negarme lo innegable e intentar lo imposible a darlo todo por vencido. Y mentiría, mentiría si te negara que no pienso en ti, que si me pongo a pensar bien sigo sin aceptar que ya no te necesito, que estoy mejor sin ti, que no me acuerdo de que ahora mismo tendríamos que estar hablando por teléfono y rememorando ciertas cosas, pero ¿de qué sirve? ¿De qué? Si tu ya te has ido, y al fin y al cabo, ya no vas a volver...
sábado, 11 de febrero de 2012
Set fire to the rain
Cállate. No hables y mírame, ¿Me ves? Bien, ahora escúchame; Vas a ser feliz. Porque te lo mereces, porque tu sonrisa es perfecta, porque harías estar bien a cualquier ser humano que pisa la tierra con solo unas palabras tuyas.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)